Nuestro libro, El sueño de la Pacha Mama, es un texto lleno de amor que deliberadamente hemos convertido en un instrumento de sanación cuyas raíces son puramente chamánicas. Por ello compartimos estas páginas con la intención de ayudarte a conocer mejor nuestros propósitos y, al mismo tiempo, introducirte en las ideas básicas del chamanismo.
Sabemos bien que nuestro pensamiento no siempre es ortodoxo, pero sí es coherente y, con el paso del tiempo, cada día tenemos más claridad sobre estas ideas y, por consiguiente, más dudas. Precisamente desde esa posición —plagada de preguntas y con pocas certezas— sostenemos lo siguiente:
«Somos un insignificante punto azul pálido en el espacio; ese es nuestro planeta, ese es nuestro hogar».
En él habitan todas las personas que conocemos, todas las historias que hemos escuchado, cada ser humano que haya existido, la suma de todas las filosofías y de todas las ideologías…
Cada niño feliz o desolado, héroe y cobarde; cada joven pareja enamorada; cada cazador, cada recolector; cada mente investigadora, creadora o productora; cada cura o hereje; cada jefa o empleada; cada padre y cada madre; cada profesor de ética o de filosofía; cada político honesto o corrupto; cada santa o pecadora; cada molécula y cada cadena de ADN vivió —y vive— ahí: en una mota de polvo suspendida en un rayo de luz solar, en medio de una galaxia común, cerca de una estrella común, en un planeta común.
Lo que fue capaz de originar la vida —y, con ella, un apasionante y casi increíble proceso de evolución humana, basado en parte en la bioquímica y en gran medida en el azar— nos condujo a la aparición de nuestra especie y a convertirnos en los seres predominantes dentro de la biología planetaria.
Quizá fuimos capaces de bajar de los árboles, caminar erguidos, desarrollar nuestros cerebros y nuestros cuerpos y ser conscientes de todo este proceso, que nos llevó a creer que, además del cuerpo, poseemos mente; y que esta se relaciona con la conciencia, que es, ni más ni menos, el propio cosmos, es decir, la divinidad.
Desde nuestros orígenes —si es cierto que un día nuestra especie descendió de los árboles— hemos sentido la necesidad de explorar y de responder qué nos rodea, cómo funciona y qué podemos aprovechar del entorno para nuestro bienestar y nuestra supervivencia.
En realidad, seguimos sin saber casi nada. No importa si estamos solos o no en el universo; lo relevante es que la historia del cosmos, de nuestra galaxia, de nuestro sistema solar y de nuestro planeta está aún por escribirse con certeza. Por consiguiente, la historia de la especie humana y de su increíble proceso evolutivo nos ofrece, día tras día, nuevos elementos de comprensión que la muestran como un proceso fascinante y lleno de acontecimientos trascendentes.
A mi juicio, el desarrollo del chamanismo y la atención a la salud integral de los seres vivos —la comprensión de la vida, la enfermedad y la muerte y los posibles procedimientos de sanación en todos los niveles— constituyen, sin duda, una de las preocupaciones y ocupaciones más antiguas y arraigadas en el largo recorrido de nuestra especie.
Desde el origen humano hemos seguido un camino evolutivo de millones de años, hemos cruzado muchos límites y la última frontera visible, aquella que nos llevará a superar todos los confines físicos imaginados y soñados, es la exploración espacial. Creo que nos aguardan tiempos apasionantes y llenos de sorpresas.
Nuestros antecesores fueron los primeros en descubrir y explicar para qué servían el boldo, la arcilla, el agua fría o los masajes, la oración, la intención, el amor o el abrazo. Quienes continuamos sus linajes, ya en pleno siglo XXI, tenemos la mirada puesta en la intención, la conciencia, la sanación a distancia y la búsqueda del verdadero sentido de la vida, de la existencia y de los procesos de curación, desde una perspectiva holística y desde lo más profundo de nuestros corazones.
En esta línea, considero que uno de los procesos continuados más largos de la historia de la humanidad —de sus culturas y cosmovisiones— es, sin duda alguna, el chamanismo. De él proceden todas las religiones, las ciencias, las medicinas, la farmacia, la veterinaria, las terapias holísticas, etc.; en sus raíces se asientan las creencias y prácticas de tipo religioso, mágico, médico y sanador.
El origen del chamanismo se sitúa en los albores de la evolución cultural humana y, con enorme vigor, continúa hasta hoy. Una prueba evidente son los proyectos que, desde el Centro Vida Sana, venimos diseñando y desarrollando a escala internacional: fusionamos aportaciones milenarias con conceptos de la física cuántica para, siguiendo la ancestral tradición chamánica, poner este conocimiento al servicio de la vida con el firme propósito de mejorarla.
