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ANTIDEPRESIVOS NATURALES

ANTIDEPRESIVOS NATURALES.

Si eres kinesiólogo/a cuántico/a, en casos de pacientes con depresión y/o ansiedad, deberás, como bien has de saber, testar qué tipo de patología padece la persona y cuál es, o son, sus causas. Será muy frecuente que encuentres casos cuya causa es una candidiasis, una parasitosis o una anemia ferropénica.

Frente a casos de pacientes con depresión y cuadros de ansiedad, siempre hay que considerar, y si es oportuno testar con Kinecuántica, la posibilidad de recurrir a la acupuntura, el shiatsu, la digitopuntura, etc., pues es muy frecuente que estas sean las terapias de elección para muchas personas enfermas. No obstante, hay otras para quienes la fitoterapia será lo adecuado, otras a quienes la homeopatía les venga mejor, etc.

ALIMENTOS RICOS EN TRIPTÓFANO PARA LA FALTA DE SEROTONINA: La serotonina es un poderoso neurotransmisor que se sintetiza a partir del triptófano contenido en los alimentos. La falta de serotonina se relaciona con síntomas de depresión, ansiedad, angustia y tristeza. Los alimentos ricos en triptófano actúan como antidepresivos naturales, produciendo un aumento de la serotonina sin necesidad de psicofármacos. Conoce la dieta adecuada para estimular la producción de serotonina.

La falta de serotonina, un neurotransmisor que actúa a nivel cerebral, ocasiona muchos trastornos, entre ellos depresión, ansiedad, angustia e irritabilidad y, en definitiva, tristeza. La serotonina se sintetiza a partir del triptófano, que debe ser incorporado en la dieta diaria, ya que el cuerpo no lo produce. De tal modo, los alimentos ricos en triptófano funcionan como antidepresivos naturales, sin necesidad de recurrir a psicofármacos.

Entre los alimentos especialmente ricos en triptófano —que, por lo tanto, aumentan los niveles de serotonina— se encuentran el pavo, el pollo, la leche, el queso, el pescado, los huevos, el tofu, la soja, las semillas de ajonjolí y de calabaza, las nueces, el maní y la mantequilla de maní. Sin embargo, para sintetizar serotonina, el cuerpo necesita, además del triptófano, ácidos grasos omega-3, magnesio y zinc. Por tal motivo, los alimentos ricos en magnesio, como los plátanos, las nueces, las legumbres, las verduras y el germen de trigo, también son considerados antidepresivos naturales, ya que actúan favorablemente para el aumento de la serotonina. Entre los alimentos que incluyen un alto contenido en triptófano se encuentran el queso, la carne magra, el pescado, las legumbres y las nueces.

Sin embargo, comer gran cantidad de esta selección de alimentos no basta para hacernos felices. El cerebro solo puede absorber triptófano cuando se combina con carbohidratos, que son convertidos en azúcar en el intestino. Un nivel incrementado de azúcar en sangre estimula la producción de insulina, y la insulina, a su vez, hace que las neuronas del cerebro sean receptivas al triptófano, a partir del cual el cerebro crea la serotonina, la hormona para sentirse bien. Cuando nos sentimos frustrados, es nuestro cuerpo el que impulsa las ganas de tomar como “estimulante” una pizza rica en carbohidratos o un pastel de chocolate, para satisfacer su necesidad de despejar el torrente sanguíneo y hacer que nuestro cerebro sea receptivo a la absorción del triptófano que crea la serotonina.

En realidad, a corto plazo, nuestro estado de ánimo lo puede determinar una comida. A largo plazo, organizar de forma sistemática nuestra ingesta nutricional es la mejor forma de mantener constante el nivel de azúcar en sangre, mantenernos de buen humor y no ganar peso en el proceso. La mejor forma de conseguirlo es seguir una dieta lo más equilibrada posible: una mezcla variada y colorida de alimentos que contengan una amplia gama de distintos componentes. Esto debería permitirnos evitar los picos y caídas de fluctuaciones en el nivel de azúcar en sangre y las variaciones anímicas que causan. Y la palabra “colorida” debería tomarse muy en serio: los colores específicos de los alimentos tienen un efecto beneficioso sobre nuestra mente; los alimentos naranjas y rojos estimulan, los azules calman, los amarillos animan y los verdes ayudan a la concentración.

Si adoptamos una dieta equilibrada, hay algunos potenciadores naturales de la felicidad que podemos permitirnos para darle a nuestro estado de ánimo un impulso extra.

Los cuatro “alimentos felices” naturales más efectivos son el chocolate, los plátanos, la piña y el chile.

NUTRIENTES DEL SISTEMA NERVIOSO: Ciertos componentes de los alimentos desempeñan una labor específica en el funcionamiento del cerebro y de las neuronas (células especializadas del sistema nervioso que producen y transmiten el impulso nervioso), y el cerebro los requiere en buena cantidad, dado que alberga más del 90 % de las neuronas del cuerpo.

LOS HIDRATOS DE CARBONO, FUENTE DE GLUCOSA: La glucosa, molécula en la que se descomponen los hidratos de carbono, es el nutriente energético que preferentemente utiliza el cerebro; de ahí que resulte esencial mantener estable su nivel en sangre (conocido como glucemia). Esto se consigue consumiendo, con la frecuencia adecuada, alimentos ricos en hidratos de carbono complejos (pan, arroz y otros cereales, pasta, patatas y legumbres) y simples (frutas, azúcar, miel y alimentos dulces en general).

VITAMINAS DEL GRUPO B: Las vitaminas del grupo B son las que más influyen en el buen funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso en su conjunto.

B1 o tiamina: Es fundamental en el metabolismo de los hidratos de carbono, por lo que su carencia afecta sobre todo a los tejidos que dependen mucho de este suministro energético, como el cerebro. Un consumo excesivo de alimentos dulces (azúcar, chocolate, bollería, repostería, pastelería, chucherías) puede reducir las reservas de vitamina B1, y esta es una de las razones por las que conviene moderar el consumo de estos alimentos superfluos. La escasez de esta vitamina produce irritabilidad nerviosa, falta de concentración y de memoria, y puede ser causa de depresión. Abunda en: soja fresca, germen de trigo, carnes, pescados, frutos secos (nuez de Brasil, anacardo, pipas de girasol), legumbres o cereales integrales, especialmente la avena.

B6 o piridoxina: Interviene en diversos aspectos del metabolismo y la biosíntesis de neurotransmisores, entre ellos la serotonina a partir de triptófano, y en la formación de las vainas de mielina de las neuronas, aislamiento necesario para que las neuronas y las fibras nerviosas puedan transmitir correctamente las señales y, por tanto, las órdenes de nuestro cerebro a los músculos del cuerpo. Su déficit puede causar irritabilidad, nerviosismo, fatiga e incluso depresión. Se encuentra en: germen de trigo, sesos y vísceras, pescado azul, quesos curados, frutos secos, cereales integrales, legumbres, levadura de cerveza.

B12: Interviene en el buen funcionamiento del sistema nervioso, por lo que su deficiencia produce trastornos neurológicos, como neuropatía sensitiva con irritabilidad y depresión. Los alimentos de origen animal son las fuentes dietéticas de esta vitamina, y destacan: hígado y vísceras, pescado azul (sardinas), solomillo, paté de hígado, huevos y queso.

ÁCIDOS GRASOS ESENCIALES: Los A.G.E., linoleico y linolénico, son necesarios para el desarrollo y funcionamiento del sistema nervioso y del cerebro por su abundancia en la membrana de las neuronas. Un aporte adecuado de ácidos grasos esenciales se consigue consumiendo aceite de semillas, frutos secos, germen de cereales, aguacate, margarina 100 % vegetal, cereales integrales, soja, aceite de hígado de bacalao, aceite de onagra y germen de trigo…

FOSFOLÍPIDOS: Mezcla compleja de grasas, ácidos grasos esenciales, ácido fosfórico y dos vitaminas del grupo B (colina e inositol) que forman parte de la membrana de todas las células, incluidas las neuronas, por lo que es precisa una concentración adecuada de estos compuestos en el organismo para el buen funcionamiento celular. Abundan en: hígado, sesos, corazón y yema de huevo.

HIERRO: Las células cerebrales utilizan hierro para su funcionamiento normal a cualquier edad, y este mineral interviene en la función y síntesis de neurotransmisores. Por ello, la deficiencia de hierro se relaciona con menor capacidad de concentración, de atención y de memoria, y menor rendimiento escolar o laboral.


Los alimentos más ricos en hierro son: almejas, berberechos y similares, levadura, morcilla, vísceras (hígado, riñón), germen de trigo, foie gras, carnes (sobre todo de caballo), pescados, legumbres, frutos secos y cereales integrales, espirulina. Los vegetales contienen hierro de menor absorción por el organismo. No obstante, combinándolos con alimentos ricos en vitamina C o en proteínas aumenta la absorción orgánica de este mineral.

Con todo mi cariño.

Fernando Bernal Martín,

Kinesiólogo cuántico.

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